El Hombre de las Narices —conocido popularmente como “l’Home de las Narices” o “l’Home d’as Narizons” en zonas del Alto Aragón— es un personaje del folclore infantil aragonés cuya aparición tiene lugar el 31 de diciembre, el último día del año.
Se trata de un cuento tradicional que las abuelas y los abuelos contaban para asustar de forma divertida a los niños y mantener viva la fantasía durante los días de invierno. No es un ser peligroso ni una leyenda oscura: es un personaje que forma parte del repertorio popular y tiene una función educativa y humorística.
¿Quién es el Hombre de las Narices
El Hombre de las Narices es un personaje imaginario que, según la tradición, aparece “el último día del año, cuando solo le queda una nariz”. Durante los días previos, se dice que tiene tantas narices como días lleva el año.
Por eso, el 1 de enero tendría 365 narices, y el 31 de diciembre solo una.
Su descripción tradicional
- En Aragón se le describe como un hombre extraño, grande o desproporcionado,
- con una nariz enorme,
- o con todas las narices del año colgando, excepto una.
Su aspecto se adapta a cada pueblo o familia, porque se trata de una figura oral y flexible, transmitida de generación en generación.
¿Qué función tenía esta historia?
Como ocurre con otras figuras del folclore infantil aragonés (como el Tizón, la Tronca de Nadal o algunos espantos del Pirineo), el Hombre de las Narices cumple un papel fundamental en la educación tradicional:
1. Introducir humor y misterio
Se utilizaba para crear ambiente festivo y divertido al final del año.
2. Mantener la ilusión infantil
Igual que la Tronca o los Reyes, esta figura añadía emoción a las vacaciones navideñas.
3. Enseñar el paso del tiempo
Era una forma que tenían los adultos de recordar a los niños dónde estaban dentro del calendario:
“Quedan pocas narices… ¡que se acaba el año!”
¿Cuándo aparece?
La fecha clave es el 31 de diciembre, día en el que se decía que los niños podrían encontrarse con él por las calles del pueblo.
A veces se usaba como broma:
- “¡Ten cuidado, que hoy sale el Hombre de las Narices!”
- “Dicen que vive cerca del barranco…”
- “Si te portas mal, lo verás antes de tiempo.”
Por supuesto, nunca aparecía, y esa era precisamente la gracia del cuento.
¿Dónde se contaba en Aragón?
El Hombre de las Narices es una figura conocida en buena parte del territorio aragonés, especialmente en:
- Alto Aragón (Sobrarbe, Ribagorza, Hoya de Huesca)
- Zaragoza rural
- Algunas zonas del Somontano
No existe un pueblo “oficial” donde naciera la tradición, porque se trata de un cuento compartido y muy extendido, igual que ocurre con otras historias de invierno presentes en distintas comunidades del norte de España.
¿Es un personaje exclusivo de Aragón?
No, pero en Aragón tiene características propias.
La figura está presente en varias regiones españolas, pero en Aragón adopta rasgos específicos:
- Humor más marcado.
- Relación simbólica con el invierno y la tradición oral pirenaica.
- Uso educativo ligado al calendario agrícola y festivo.
En muchas recopilaciones de tradición oral aragonesa aparece como una de las figuras infantiles más populares del ciclo navideño.
¿Sigue viva la tradición hoy?
Sí, aunque con menor intensidad que en generaciones anteriores. En algunos pueblos del Pirineo todavía se cuenta la historia y, en ocasiones, las escuelas organizan actividades o dibujos sobre este personaje el último día de clase antes de las vacaciones.
En Zaragoza y otras ciudades también se conserva como cuento familiar, transmitido por padres y abuelos.
Una tradición sencilla pero muy aragonesa
El Hombre de las Narices es una de esas pequeñas joyas del folclore aragonés: una historia humilde, divertida y llena de simbolismo. No aparece en grandes celebraciones ni se representa en actos públicos, pero forma parte de la memoria íntima de muchas familias aragonesas.
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